CADA DIA 

Poco se sabe de las intenciones,

pero están partiendo el niño por la mitad,

intentando que uno sean dos.

La unidad y el dos son la trinidad, es perfecto.

Pero jugar a ser Dios significa cortar,

pero jugar a ser Dios significa, sangrar,

   matarlo todo.

Cada día, cada vez que vuelvo a casa

otro sobresalto, están tomándola.

Manchas oscuras de sangre seca

y este hedor en el aire.

Voy a abrir las ventanas,

restañar mis heridas y las de la casa.

A ver si no nos acuchillan más,

a ver si podemos sanar,

o por el contrario nos rematan.

Cada día, cada vez que vuelvo a casa

otro sobresalto, están tomándola.