U N A  P A L A B R A

Una palabra, un monte de instintos,

una sonrisa, una mano que abraza, un beso.

Se esparcían  por la discoteca, mintiendo.

Una sombra nos llama, no era buena la voz,

mentira, frío, desazón, deseo.

 

Y tú y yo los dos observando, en silencio.

Los labios pálidos del miedo,

los labios de la noche, de la madrugada;

urgencias mal disimuladas,

heridas  no cerradas, sufrimiento.

 

Aunque te oculten el pecho

puedes sentir el sol adentro, el sentimiento.

Salir de lo más profundo y buscar el río de la vida,

buscar la mar, los mares y crecer cada día.

 

Y tú y yo los dos observando, en silencio.

Los labios pálidos del miedo,

los labios de la noche, de la madrugada.

Soledad de los labios,

los labios de la noche, de la madrugada;

urgencias mal disimuladas,

heridas no cerradas, sufrimiento.

   

 

                      Carlos Vargas